PROYECTOS / CIUDAD Y PAISAJE / VILLA 20 CONCURSO 1

Concurso Villa 20 – 1

2016

CONCURSO NACIONAL
DE ANTEPROYECTOS

1000 Viviendas Concurso 1

 

Destino Vivienda
Superficie 10.000m2
Lugar Ciudad Autónoma de Buenos Aires

 

Créditos
Autores SMF (Speroni – Martinez – Flores)
Colaboradores Srta. Natali Burgio , Srta. Macarena Corries Hernandorena, Srta. Leslie  Dallapicolla, Sr. Julian Martinez. Arq. Matias Erguy Grill, Arq. David Schaab, Arq. Juan Jose Seoane, Arq. Mario Speroni, Arq. Federico Vasicek, Sr. Juan Verdaguer Aguerrebehere

MEMORIA

Las villas miseria en Argentina o favelas como se le llama en el resto de los países de América del Sur, hoy representan el 30% del territorio que se encuentra habitado en Latinoamérica. Esto significa que aproximadamente un tercio de las personas viven bajo estas condiciones de habitabilidad hoy en esta parte del mundo.

Las villas miseria surgieron en la Argentina como consecuencia de las diferentes crisis económicas. Las masas de migrantes del interior del país y países limítrofes de la Argentina, son atraídas por las ventajas de empleo en el Área Metropolitana, estas constituyeron y constituyen las causas de formación de las mismas.

La falta de políticas públicas en materia de servicios sociales, vivienda social, planificación,etc, han generado un claro deterioro de estas áreas de la ciudad donde en los últimos años ha existido un notorio olvido y atención por parte del estado lo cual ha favorecido su crecimiento espontáneo sin ningún tipo de control ni norma que establezca un mínimo de civilidad en materia de servicios básicos para la construcción de un hábitat digno e igualitario.

Por otro lado estos sectores han crecido muy al margen de la propia ciudad, configurándose hoy como fragmentos urbanos “no integrados”, donde predominan la marginalidad y la exclusión, siendo estos,  los factores principales de una fractura social existente, estableciendo un marcado límite en la estructura social.

El concurso 1000 viviendas en la Villa 20 de la Ciudad de Buenos Aires,  que reúne cuatro concursos, re inaugura un proceso intelectual, práctico, eficiente y proyectual acerca de volver a pensar estos temas y problemáticas, desde una visión inclusiva y de igualdad donde nuestra profesión, la arquitectura y el urbanismo, puedan aportar una transformación progresiva, de áreas muy degradadas de la ciudad en nuevas áreas urbanizadas.

Hoy pensar la vivienda de carácter social no es solo pensar en la unidad de vivienda o en la casa, hace falta incorporar la noción de Espacio Público como lugar de encuentro, de civilidad, de expresión ciudadana, en definitiva cómo llegar a construir ciudad, cómo configurar espacio público desde lo habitacional, y como favorecer una convivencia sana y amable entre las personas. Poder potenciar lugares donde una vida creativa, con posibilidades de interacción positiva entre las diferencias, pueda tener lugar, puede “echar raíces”.

Propuesta. La posibilidad de establecer un sistema colectivo de viviendas o casas en altura como condensador social, propone establecer dos cuestiones fundamentales: La primera, un ámbito de relación y concordia plural que estimule el encuentro, el ocio, la recreación  y la interacción entre las diversas personas que integran este complejo. La segunda, pensar y proyectar una vivienda que responda a los parámetros de hábitat que estas personas necesitan y anhelan para poder desarrollar una vida plena.

Nuestra propia historia en políticas de vivienda social marca ineludiblemente cuales son los caminos a no seguir y no repetir de esta historia, dando la pauta de generar una búsqueda en el resurgir del tema. Nuevas modalidades que ofrezcan, nuevas miradas acerca de estas problemáticas, nuevas visiones de los modos de habitar y del espacio colectivo.

En ese sentido toma relevante importancia las decisiones previas acerca de: la escala y el tamaño de los edificios propuestos, las circulaciones comunes y espacios públicos, la relación entre lo interior y lo exterior,  la interacción entre edificio y ciudad, en este caso edificio y villa.

Nuestra propuesta deberá ser capaz de ser portadoras de un ADN urbano que garantice la convivencia de dos dominios, el público y el privado. Es decir, que estas casas puedan ser ese punto de contacto y al mismo tiempo, las configuradoras de ciudad (junto con el resto de servicios y equipamientos públicos necesarios) en agrupamientos no monótonamente repetitivos, sino, por el contrario, estimuladores de diversidad urbanística y arquitectónica. Además de eso, estas unidades habitacionales para los sectores populares deben de ser capaces de poder evolucionar (expandirse) sin comprometer la calidad urbanística y arquitectónica del dominio público. Por lo tanto, deben ser capaces de garantizar una interfaz adecuada entre el dominio público y el privado.